ANDREW

Una vez tuve un conocido que era muy inteligente y divertido para pasar el rato, pero tenía un hábito muy malo. Dijo mentiras elaboradas. La investigación sugiere que la mayoría de las personas mienten, en promedio, una o dos veces al día. Sin embargo, el hábito de este individuo de mentir rayaba en compulsivo.

Mucho de lo que dijo fue más que exageraciones o engaños; rutinariamente comunicaba mensajes que eran deliberadamente engañosos. Mintió con facilidad y solo en retrospectiva reconocí sus signos de engaño. Algunos de esos letreros incluyen:

  • Evitar el contacto visual

  • Repetición de preguntas

  • Tarda más de lo habitual en responder

  • Tropezar con las palabras hasta el punto de tartamudear ocasionalmente

  • Olvidar detalles de historias compartidas anteriormente

Tenga en cuenta que estos comportamientos no son específicos del engaño en todas las personas o situaciones, pero son pistas cognitivas y emocionales. Después de descubrir una mentira, las otras se volvieron más claras de ver, y me distancié de la relación.

Un gran cuerpo de investigación se centra en la detección del engaño. Los resultados de cientos de experimentos sugieren que la persona promedio discrimina con precisión mentiras de verdades poco más del 50% de las veces. En otras palabras, no somos muy buenos detectando mentiras.

Al menos dos sesgos cognitivos nos hacen vulnerables al engaño:

  1. Sesgo de confianza: Cuando nos comunicamos con los demás, tendemos a creer que lo que dice la otra persona es honesto.

  2. Efecto de verdad ilusoria: Cuando estamos expuestos a información falsa repetidamente, tendemos a creer que es correcta.

La investigación nos dice mucho menos acerca de cómo lidiar eficazmente con un mentiroso, pero si sospecha que alguien está siendo deshonesto, considere los siguientes puntos:

  • Trata lo que dice el mentiroso con escepticismo. Comprueba los hechos. Esto no siempre es fácil. Busque datos que provengan de fuentes objetivas y tenga en cuenta el sesgo de confirmación (nuestra tendencia a buscar e interpretar información para respaldar nuestras ideas preconcebidas).

  • Ignora al mentiroso. Esto puede ser difícil para aquellos entre nosotros que valoran la honestidad por encima de todo. Considere si vale la pena confrontar al mentiroso y su motivación para hacerlo. Querer tener razón no suele ser la mejor razón para luchar con alguien que es deshonesto.

Algunas mentiras son perjudiciales. Pueden provenir de conocidos, personas que amamos, líderes corporativos o funcionarios gubernamentales, y cuando son tan atroces no podemos permanecer en silencio.

Si decide abordar una mentira, debe evitar dos errores comunes:

  • No respondas emocionalmente. La mayoría de los mentirosos prosperan cuando respondemos de esta manera.

  • No te concentres en la mentira. Cuando repites una mentira, ayudas al mentiroso. Por ejemplo, decir: «Dice que los inmigrantes indocumentados están cometiendo fraude electoral, pero un estudio exhaustivo confirmó una tasa de fraude electoral del 0.0003 por ciento» le da más atención a la mentira, aunque solo sea porque se ha repetido.

Regula tus emociones y concéntrate en la verdad. Controla tus pensamientos y palabras, y no te distraigas con las palabras del mentiroso. En su lugar, enfatice y repita los hechos con calma. Volviendo a nuestro ejemplo de arriba, simplemente podría omitir la primera parte de la oración o decir: «Un estudio exhaustivo encontró que el 99,9997% de los votos se emiten legalmente.»

El comportamiento de un mentiroso por lo general tiene poco que ver con nosotros. Puede sonar extraño, pero tengo cierto grado de empatía por los mentirosos compulsivos. No solo no podemos confiar en ellos, es poco probable que sepan confiar en alguien más.

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