Las cohesinas son complejos de proteínas en forma de anillo cuyas múltiples funciones dependen principalmente de su capacidad para acercar dos moléculas de ADN diferentes o dos partes distantes de la misma molécula de ADN. Originalmente descubiertos por su papel esencial en la cohesión de cromátidas hermanas (SCC), se descubrió que participaban en varios procesos nucleares, como el ensamblaje de fábricas de replicación de ADN, reparación de rotura de doble cadena de ADN (DSB), condensación y morfología de cromosomas, control transcripcional, reordenamiento de receptores de células T y ensamblaje de husos mitóticos (para revisiones recientes, ver Haering & Jessberger, 2012; Merkenschlager, 2010; Nasmyth, 2011; Nasmyth & Haering, 2009; Wood, Severson, & Meyer, 2010). Las cohesinas son esenciales para la meiosis, donde desempeñan varias funciones, que se discuten en esta revisión. El complejo central de cohesina (Fig. 1.1 A) se basa en un heterodímero de dos proteínas SMC (mantenimiento estructural de cromosomas), SMC1 y SMC3, que se asocian entre sí con alta afinidad a través de sus dominios de bisagra central. Una proteína α-kleisina (SCC1, también llamada RAD21 / MCD1) cierra el anillo a través de la interacción con los dominios terminales globulares de las proteínas SMC. La escisión de la α-kleisina en la transición metafase-anafase resuelve la cohesión y permite la segregación cromosómica. Una cuarta proteína llamada SA (antígeno estromal, también llamado SCC3) se asocia con el componente α-kleisin del anillo tripartito. Las funciones exactas de las proteínas SA siguen sin estar claras, pero están involucradas en una vía de liberación de cohesina dependiente de la fosforilación (ver Sección 4). En las células somáticas de mamíferos, dos proteínas SA diferentes, SA1 y SA2, se expresan a partir de dos genes distintos y se demostró que explican parte de la diversidad funcional de los complejos de cohesina. Recientemente se ha demostrado que la pérdida de SA1 causa letalidad embrionaria, defectos de segregación cromosómica, aneuploidía y cambios específicos en los patrones de transcripción, mientras que la cohesión centromérica depende de SA2 (Remeseiro, Cuadrado, Carretero, et al., 2012; Remeseiro, Cuadrado, Gomez-Lopez, Pisano, & Losada, 2012). Además de estas dos subunidades SA diferentes, las células meióticas expresan una tercera proteína SA (SA3, también llamada STAG3), de nuevo de otro gen, proporcionando a las células meióticas un número aún mayor de complejos de cohesina diferentes para realizar varias funciones. Sin embargo, la diversidad en los meiocitos es aún mayor: un gen adicional que codifica una proteína de tipo SMC1 (SMC1ß) y otros dos genes que codifican proteínas α-kleisina (RAD21L y REC8) se expresan exclusivamente en meiocitos, expandiendo la posible combinación a al menos 18 complejos centrales de cohesina diferentes durante la meiosis. Teniendo en cuenta los factores reguladores y/o asociados a la cohesina, de los que se sabe muy poco en las células meióticas, es probable que este número aumente aún más; por ejemplo, dos paralogos del factor asociado a la cohesina PDS5 (PDS5A y PDS5B) coexisten en células somáticas (Losada, Yokochi, & Hirano, 2005). Los datos experimentales han confirmado la existencia de al menos seis complejos (Jessberger, 2011; Uhlmann, 2011).