Consultoría de imagen

La consultoría de imagen es un campo profesional que tiene como objetivo mejorar la imagen del cliente personal o profesionalmente a través de la apariencia, el comportamiento y la comunicación. Es el proceso de evaluar el efecto de la apariencia de una persona en su imagen profesional.

Los consultores de imagen suelen ser expertos en marketing y moda; capacitan a sus clientes para mejorar su imagen para eventos sociales o para lograr ciertos objetivos. No solo los individuos, sino también las empresas pueden ser clientes de consultores de imagen, aunque los principales clientes siguen siendo ejecutivos y políticos. El enfoque principal de un consultor de imagen es vestirse, el estilo personal, comprar ropa, el lenguaje corporal y la etiqueta, llevar a un cliente a través de un proceso de evaluación de su estilo de vida y ayudarlo a cambiar su lenguaje corporal y vestimenta para ayudar a mejorar su imagen.

El término se originó en los años setenta. John T. Molloy publicó el libro Dress for Success en los Estados Unidos en 1975. Este libro se centró en cómo la vestimenta y la imagen personal afectan el logro de objetivos personales y profesionales. El libro no se basó en la opinión del autor, sino en pruebas realizadas en sujetos y ayudó a difundir el concepto de «vestirse con poder». En este momento, el público aumentó su interés en cómo la ropa afecta a los objetivos de uno, y el libro fue un éxito internacional.

En los años ochenta, algunas firmas comenzaron a ofrecer servicios de consultoría de imagen específicamente para eventos. Con el tiempo, las celebridades comenzaron a contratarlos para su estilo y vida cotidiana. Rachel Zoe, estilista de moda y consultora de imagen, se convirtió en un icono de la moda para las celebridades del estilo. El Instituto Conselle de Gestión de Imágenes se fundó hace más de 40 años. En 1990 nació la Asociación Internacional de Consultores de Imagen (AICI), que hoy en día cuenta con más de 1.300 miembros.

Hoy en día, el concepto de power dressing se ha convertido en parte de la cultura laboral, ayudando a establecer un mercado para el campo de la consultoría de imagen. La práctica ha visto un aumento en la demanda debido a verticales centrados en el cliente, como el comercio minorista, la hostelería y las relaciones públicas. El término en sí se ha ampliado para incluir etiqueta, lenguaje corporal, comunicación, presentación y marca personal.