Diferencia entre drogas duras y blandas
La Ley del opio establece las normas relativas a las drogas. La Ley distingue entre drogas duras y blandas. La venta de drogas blandas en cafeterías se tolera en los Países Bajos bajo ciertas condiciones estrictas. Una cafetería es un establecimiento donde se puede vender cannabis, pero no se pueden vender ni consumir bebidas alcohólicas.
Ley del opio
La Ley del opio establece las normas relativas a las drogas. Se adjuntan dos anexos a esta ley. Estas listas definen la distinción entre drogas blandas y duras.
- La lista I enumera las sustancias clasificadas como drogas duras, por ejemplo, heroína, cocaína, anfetamina, éxtasis y GHB.
- La lista II enumera las sustancias clasificadas como drogas blandas: productos de cannabis (hachís y marihuana) y pastillas para dormir y sedantes como Valium y Seresta. Según el Gobierno, estas drogas conllevan riesgos menos graves que las drogas duras enumeradas en la Lista I.
Política de tolerancia con respecto a las drogas blandas en los cafés
Las drogas blandas, como la marihuana y el hachís, son menos perjudiciales para la salud que las drogas duras, como el éxtasis y la cocaína. Pero las drogas blandas también son ilegales en los Países Bajos. Esto significa que las personas que se encuentren vendiendo, produciendo, comerciando o en posesión de estas drogas pueden ser enjuiciadas.
Sin embargo, los Países Bajos aplican una política de tolerancia en relación con la venta de drogas blandas en cafeterías. Esto significa que la venta de drogas blandas en cafeterías es un delito penal, pero el Ministerio Público no persigue a los cafés por este delito.
El Ministerio Público tampoco procesa a los ciudadanos por posesión de pequeñas cantidades de drogas blandas. Estas cantidades se definen de la siguiente manera:
- no más de 5 gramos de cannabis (marihuana o hachís);
- no más de 5 plantas de cannabis.
Razones de la política de tolerancia
Los Países Bajos toleran la venta de drogas blandas en cafeterías y adoptan medidas rigurosas para suprimir la venta de drogas duras. Al adoptar esta estrategia, el gobierno separa estos dos mercados. Los consumidores de cannabis no están obligados a comprar sus drogas blandas a traficantes criminales que podrían ponerlos fácilmente en contacto con drogas duras.