El Surrealismo. Definición y autores
Surrealismo
La palabra surrealista la empleó por primera vez Apollinaire en 1917. A partir de entonces, se convirtió en un término usado con frecuencia por André Breton y los colaboradores de la revista Literatura. Al principio se trataba de un asunto fundamentalmente literario, como lo había sido el Futurismo. La pintura surrealista aparece en escena desde la exposición de 1925 en la Galería Pierre, con artistas como Arp, Max Ernst, Man Ray, Klee, Girgio de Chirico, Miró o Pablo Picasso, a los que se añadirían Dalí y Magritte.
En palabras de Breton en su manifiesto de 1924, el Surrealismo es un puro automatismo psíquico por el cual se intenta expresar, verbalmente o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento en ausencia de cualquier control ejercido por la razón al margen de toda preocupación estética o moral.
El Surrealismo propone una teoría de lo inconsciente y de lo irracional como medio para cambiar la vida, la sociedad, el arte y el hombre por medio de la revolución. No es un movimiento con unidad de estilo, sino una serie de investigaciones de artistas individuales, cada uno con un estilo propio.
El movimiento tiene como base teórica la interpretación de los sueños de Freud, que supone un rechazo de la cultura tradicional basada en el poder de la razón; defiende la revolución y se compromete con movimientos activistas y de izquierdas, quiere convertirse en germen del desarrollo del Dadaísmo en cuanto a crítica constructiva del arte tradicional, rompe con los convencionalismos sociales e incorpora la experimentación de los métodos del psicoanálisis en literatura y pintura; lo vemos en la escritura automática y los cadaveres exquísitos.
Se considera precursores del Surrealismo a Rousseau, Chagall y De Chirico y se establecen en él dos tendencias: el Surrealismo figurativo, que se sirve de los convencionalismos de la perspectiva del Renacimiento para mostrar sorprendentes escenas (Dalí, Óscar Domínguez, René Magritte) y el Surrealismo abstracto, fiel a los manifiestos, cuyos artífices inventan universos figurativos personales (Joan Miró, Max Ernst).