La única forma de olvidar a una persona es pensarla todos los días

Las formas de olvidarte sufriendo u olvidar a quien te hizo daño no son las creemos obvias, este estudio de Harvard demuestra la manera más efectiva.

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Cuando toman tu corazón y lo arrojan a un bote de basura sin miramiento o consideración alguna, sólo te queda en el interior una respuesta igual de drástica, violenta y sin piedad. Que tomen tus sentimientos y jueguen con ellos a más no poder significa estrictamente una cosa: tomar todo lo que esa relación haya representado y guardarlo en una caja sellada para nunca más volver a ser abierta, para ser sepultada en la tierra más oscura, pesada y maloliente con tal de no verle nunca.

¿Por qué? Obviamente porque no ha dejado de doler; aunque no lo aceptes todo el tiempo, sabes que esa es una herida que seguirá doliendo hasta con el movimiento más pequeño que puedas realizar. Incluso si las cosas no salieron del todo mal y no hubieron gritos, celos o insultos, si todo terminó porque el vínculo estaba ya extinto, recordar esos días felices se vuelve más complicado de lo que se cree. En cualquiera de los dos casos, las figuras del recuerdo siempre lastiman y lo que menos se desea es volver a ellas.

Hay quienes piensan que para curar un mal de amor se necesita dejar que el tiempo pase y poner tierra de por medio, pero de acuerdo a investigaciones y estudios en psicología, ésta es la respuesta más equivocada.

«La mejor forma para olvidarla, olvidarlo e incluso olvidarte, es recordando, viendo su cara en cada cuerpo».

Daniel Wegner, catedrático de Harvard, le pidió a sus alumnos que se dividieran en dos sectores: unos pensarían en un oso blanco y otros no; después, solicitó a algunos que platicaran por cinco minutos sobre lo que desearan y resultó que aquellos a quienes se les recomendó no concentrarse en el animal, fue éste lo primero que pudieron enunciar, y los demás simplemente llevaron una conversación variada.

El doctor comprobó que mientras más se les exhortaba a meditar en cualquier otra cosa, más veces mencionaban al dichoso oso blanco aquellos que se suponía no debían pensar en él, y los otros pudieron dejarlo ir con facilidad. Wegner demuestra con este sencillo procedimiento que eso libre y conscientemente escogido por nuestro entendimiento es más difícil que lo avanzado por su propia cuenta.

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El proyecto demuestra que mientras más nos obsesionemos con olvidar algo, ese recuerdo nos acechará por más tiempo. Cuando atravesamos una mala experiencia en el amor o pensamos que es el momento justo de «superar» a alguien en específico, intentamos suprimir desaforadamente el pensamiento, dejar atrás ciertas ideas.

«Aunque no lo aceptes todo el tiempo, sabes que esa es una herida que seguirá doliendo hasta con el movimiento más pequeño que puedas realizar».

Sin embargo, resulta que esta mesura, este control que intentas imponerte, sólo consigue obsesiones insalvables; si decides pasar el día apartando de la mente la imagen de quien te ha roto el corazón o de quien ya no está –ni estará–, es imposible dejar de pensar en su persona. De hecho, estará aún más presente.

¿Alguna vez te has fijado que si piensas siempre en algo, lo olvidas más rápido? Podríamos poner en práctica esa posibilidad entonces de rememorar hasta el cansancio a ese alguien con tal de, por fin, mandarlo al verdadero olvido.
La mejor forma para olvidarla, olvidarlo e incluso olvidarte, es recordando, viendo su cara en cada cuerpo que se atraviesa en el camino, percibiendo su aroma en cada perfume, sintiendo su presencia en las noches más solitarias y dejando que sus ausencias duelan.

Sólo no esforzándote en olvidar, es que acabará marchándose.
Así que, en este camino de memorias y tardes de llanto que nos esperan para poder dejar ir, ve estas Rupturas amorosas que nos demuestran cómo el amor es capaz de acabar con todo y Canciones que debes escuchar para superar una ruptura amorosa.

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