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El acné es una enfermedad común de la unidad pilosebácea, que afecta predominantemente a adolescentes y adultos jóvenes. Las estrategias de tratamiento de primera línea están dirigidas a sus mecanismos patogenéticos, incluida la hiperproliferación de queratinocitos, la seborrea, la colonización de los conductos foliculares por Propionibacterium acnes y la inflamación (James, 2005). La terapia antibiótica sistémica, cuando se prescribe en combinación con retinoides tópicos, peróxido de benzoilo, terapia hormonal y/o antibióticos tópicos, está indicada para el acné inflamatorio de moderado a severo, típicamente en forma de tetraciclinas, macrólidos y trimetoprima-sulfametoxazol (Zaenglein et al., 2016). Sin embargo, en ciertos casos, estos antibióticos y otros tratamientos comúnmente prescritos, incluidos los anticonceptivos orales, la espironolactona y la isotretinoína, pueden estar prohibidos. Estos casos a menudo involucran embarazo, intolerancia a los medicamentos, alergia, costo y/o preferencia del paciente. En este estudio retrospectivo, evaluamos la seguridad y eficacia de la amoxicilina sistémica, un antibiótico con un perfil de tolerabilidad favorable y compatibilidad con el embarazo, en el tratamiento del acné inflamatorio.

Este estudio fue aprobado por la junta de revisión institucional y se llevó a cabo en cumplimiento de la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro de Salud. Se realizó una revisión retrospectiva de 26 pacientes tratados con amoxicilina para el acné inflamatorio entre septiembre de 2012 y marzo de 2016 (Tabla 1). La edad media fue de 28.4 años (rango, 20-52 años). Un total de 22 pacientes (84,6%) habían notificado un fracaso del tratamiento previo con antibióticos sistémicos, incluyendo doxiciclina (11 pacientes), minociclina (9 pacientes), trimetoprima-sulfametoxazol (3 pacientes) y cefalexina (1 paciente). Cabe destacar que algunos pacientes fallaron más de un antibiótico. Tres pacientes (11,5%) notificaron alergia a las sulfonamidas, y tres (11,5%) notificaron efectos secundarios previos relacionados con los antibióticos, incluidos trastornos gastrointestinales (doxiciclina, 2 pacientes) y mareos (minociclina, 1 paciente).

Cuadro 1

Datos demográficos de referencia

Total de pacientes tratados (n) 26
Pacientes de sexo femenino(%) 12 (46.2%)
Edad media del paciente (DE) 28.4 (7.2)
Pacientes con una dosis diaria de 1000 mg(%) 14 (53.8%)
Pacientes con una dosis diaria de 1500 mg(%) 12 (46.2%)
Mediana de la puntuación CASS en la cara (rango) 2 (0-4)
Mediana de la puntuación CASS en el pecho (rango) 1 (0-4)
Mediana de la puntuación CASS en la espalda (rango) 1 (0-4)

CASS, Escala Integral de Gravedad del Acné; SD, desviación estándar

Antes de recibir amoxicilina, todos los pacientes habían recibido medicamentos tópicos, terapia hormonal y/o isotretinoína, que se consideraron insatisfactorios después de un mínimo de 12 semanas. Estos medicamentos no se modificaron al inicio de la amoxicilina e incluyeron retinoides tópicos (15 pacientes), anticonceptivos orales (8 pacientes), isotretinoína (7 pacientes), ácido azelaico (3 pacientes) y espironolactona (3 pacientes). Ningún paciente recibió amoxicilina en monoterapia. La dosis diaria prescrita de amoxicilina fue de 1000 mg (14 pacientes) o 1500 mg (12 pacientes), dependiendo de la gravedad de la enfermedad. La gravedad antes del tratamiento y la respuesta después del tratamiento fueron evaluadas por un dermatólogo certificado por la junta utilizando la Escala Integral de Gravedad del Acné, un sistema de clasificación validado que incorpora la gravedad de la enfermedad en la cara, el pecho y la espalda (Tan et al., 2007) aproximadamente cada 12 semanas.

La mediana del tiempo de tratamiento fue de 36,5 semanas. La evaluación posterior al tratamiento demostró que 22 pacientes (84,6%) alcanzaron una respuesta positiva al tratamiento en la primera visita de seguimiento programada, que fue de aproximadamente 90 días desde el inicio de la amoxicilina (media: 82,8 días); tres pacientes (11.5%) no mejoró, y un paciente (3,8%) empeoró con la terapia con amoxicilina. Los resultados posteriores al tratamiento se describen en la Tabla 2. Posteriormente, 17 pacientes (77,3%) que lograron una respuesta positiva continuaron el tratamiento con antibióticos, con un plan de reducción gradual y transición a tratamientos hormonales y/o tópicos. El trastorno gastrointestinal provocó el cese en dos pacientes (9,1%) y la insatisfacción subjetiva con el resultado del tratamiento fue notificada por tres pacientes (13,6%) a pesar de la mejoría objetiva por evaluación clínica. No se observaron otros efectos adversos. Los cuatro pacientes restantes (15,4%) no presentaron mejoría objetiva. Entre los pacientes que recibieron 1000 mg diarios de amoxicilina, 12 (85,7%) mostraron mejoría en la primera visita de seguimiento. Comparativamente, 10 (83,3%) mostraron mejoría entre los que recibieron 1.500 mg diarios. No se realizó un análisis estadístico avanzado de los datos, por lo que la hoja de recolección y las tablas sirvieron como fuentes primarias para extraer conclusiones.

Cuadro 2

Resultados posteriores al tratamiento⁎

Casos con mejoría en la cara (%) 23 (82.1%)
mejoría Media en CASS en la cara (SD) -1.8 (1.4)
de los Casos con la mejora en el pecho (%) 24 (85.7%)
mejoría Media en CASS en el pecho (SD) -0.5 (0.8)
de los Casos con la mejora en la espalda (%) 20 (71.4%)
mejoría Media en CASS en la parte de atrás (SD) -0.6 (1.0)

CASS, Integral de la Escala de Gravedad del Acné; DE, desviación estándar

⁎Los resultados incluyen los casos en los que la enfermedad no estaba comprometida en el área de tratamiento correspondiente al inicio.

En esta serie retrospectiva, el 84,6% de los pacientes demostraron mejoría clínica del acné inflamatorio con amoxicilina sistémica prescrita además de tratamientos tópicos y hormonales. Recomendamos antibióticos sistémicos solo en casos de acné moderado a severo y en casos en los que otros regímenes son mal tolerados o contraindicados. Cabe destacar que la clase de tetraciclinas se considera de primera línea con doxiciclina y minociclina que demuestran una eficacia comparable (Garner et al., 2012). Sin embargo, además de su contraindicación en el embarazo, esta clase de antibióticos se asocia con efectos adversos, que incluyen sufrimiento gastrointestinal y fotosensibilidad (doxiciclina), y mareos, tinnitus y deposición de pigmentos cutáneos (minociclina).

Los datos limitados respaldan el uso de azitromicina (Fernandez-Obregon, 2000), cefalexina (Fenner et al., 2008) y trimetoprim-sulfametoxazol (Jen, 1980, Turowski y James, 2007) como agentes de segunda línea, pero pueden considerarse en pacientes intolerantes a las tetraciclinas o con enfermedad refractaria. Limitar el uso de antibióticos a la duración más corta posible es fundamental y puede facilitarse con el uso concomitante de retinoides, peróxido de benzoilo y / o terapia hormonal o un régimen de peróxido de retinoide / benzoilo (Zaenglein et al., 2016). En los pacientes para los que se requiere una terapia antibiótica prolongada, el seguimiento regular y la reevaluación son primordiales. Sin embargo, la amoxicilina puede representar una valiosa opción de tratamiento de segunda línea en el acné inflamatorio que justifica la exploración prospectiva por su perfil de tolerabilidad y la clasificación de categoría B del embarazo.