VECINOS DISTANTES: Los Estados Unidos y la Revolución Mexicana
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Plan de San Luis Potosí
En octubre de 1910, Madero huyó de México a San Antonio, Texas, alegando que solo pedía hospitalidad estadounidense cuando se reagrupó, porque se sentía más seguro en los Estados Unidos. Sin embargo, la estancia de Madero en San Antonio no fue un escape de la política mexicana, sino un pequeño descanso de las amenazas de la presidencia de Díaz que le permitió al revolucionario reunir apoyo, fondos y municiones mientras planeaba su próximo ataque.
El resultado más importante del viaje de Madero a San Antonio, sin embargo, no fue el apoyo militar, sino un pequeño documento en el que estableció sus razones para la rebelión y estableció el marco ideológico que esperaba que caracterizara su presidencia: el Plan de San Luis, generalmente conocido como el Plan de San Luis Potosí (llamado así para recordar a los lectores la naturaleza puramente mexicana de su rebelión y para proteger la neutralidad de Estados Unidos en la Revolución). Con el consejo de Federico González Garza, Roque Estrada, Juan Sánchez Azcona y Enrique Bordes Mangal, el intelectual Madero dio forma a una conmovedora condena de la oligarquía mexicana y un llamado a las armas en defensa de la libertad contra la tiranía del Porfiriato.
» Echad del poder a los usurpadores, recuperad vuestros derechos como hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos dejaron una herencia de gloria que no somos capaces de sostener . Sean como eran: invencibles en la guerra, magnánimos en la acción», escribió Madero, instando a sus compatriotas a actuar a favor de la democracia. Siguió con un plan: cada estado capturado por las tropas de Madero se colocaría bajo un gobernador provisional a favor de la democracia que planificaría elecciones estatales para un gobernador de tiempo completo tan pronto como la capital y la mitad de los estados estuvieran bajo control rebelde y se nombrara a un presidente provisional para supervisar la imparcialidad de dichas elecciones. Posteriormente, si fuera elegido Presidente de México, Madero anunció que respetaría los contratos hechos por la presidencia anterior para mantener la buena cara de México frente al mundo, promover la transparencia y la rendición de cuentas en todas las transacciones gubernamentales y reestructurar la economía mexicana para que todos los préstamos, créditos y fondos fueran a empresas de propiedad y operación mexicana.
El Plan de San Luis Potosí fue una verdadera obra maestra del liberalismo económico y político del siglo XIX; sin embargo, no se adaptaba a las realidades sobre el terreno de la vida mexicana. El documento no abordaba ni las cuestiones de la distribución de la tierra y la reforma agraria ni el trabajo. En resumen, no logró abordar los dos problemas más grandes de la estructura social mexicana y las necesidades de la gran mayoría de los partidarios de Madero, que más tarde se rebelarían contra él por no atender sus solicitudes. ¿Por qué el documento obtuvo tanto apoyo? El Plan de San Luis Potosí ganó el elogio del público por su valor simbólico; el documento decía sin lugar a dudas que aquí había un líder que podía llevar a México a nuevas alturas y, a través de reformas políticas, económicas y sociales, hacer de México una de las mejores naciones del mundo y que ese líder era Madero. Las opciones de política ofrecidas no eran tan importantes como el hecho de que se ofrecieran por primera vez.
El Plan de San Luis Potosí
En octubre de 1910, Madero huyó de México hacia San Antonio, Texas, alegando sólo para pedir la hospitalidad americana, a medida que se reagrupaba, porque en los Estados Unidos se sentía más seguro. Sin embargo, la estancia de Madero en San Antonio no significó una verdadera ausencia de la escena política mexicana, sino más bien, una pequeña interrupción de las amenazas del presidente Díaz, lo que permitió al revolucionario conseguir apoyo, financiamiento y municiones, mientras planeaba su próximo ataque.
Sin embargo, el resultado más importante del viaje de Madero a San Antonio, no fue apoyo militar, sino más bien, un pequeño documento en el que exponía sus razones para la rebelión y que estableció el marco ideológico que caracterizaría su presidencia: el Plan de San Luis, llamado el Plan de San Luis Potosí (titulado así para recordar a los lectores de la naturaleza puramente mexicana de su rebelión y para proteger la neutralidad de los Estados Unidos en la Revolución). Con el consejo de Federico González Garza, Roque Estrada, Juan Sánchez Arcona y Enrique Bordes Mangal, Madero formuló una inspiradora condena de la oligarquía mexicana e hizo un llamado a las armas en defensa de la libertad contra la tiranía del porfiriato.
«Arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria que no podemos mancillar. Sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria,» escribía Madero, instando a sus compatriotas a la acción en favor de la democracia. Luego sigue con un plan –cada estado capturado por las tropas de Madero sería puesto bajo un gobernador provisional en favor de la democracia que organizaría elecciones estatales para gobernador tan pronto como la capital y la mitad de los estados estuvieran bajo control rebelde y un presidente provisional fuera nombrado para supervisar la imparcialidad de esas elecciones. Después, si fuera elegido presidente de México, Madero anunciaba que respetaría todos los contratos hechos por el anterior gobierno para mantener la buena imágen de México en el mundo, promovería la transparencia y rendición de cuentas en todas las transacciones del gobierno, y reestructuraría la economía mexicana de tal manera que todos los préstamos, créditos y financiamiento fueran para negocios que pertenecieran y fueran regentados por mexicanos.
El Plan de San Luis Potosí fue una verdadera obra de arte del liberalismo político y económico decimonónico; sin embargo, era muy poco adecuado para la realidad de la vida mexicana. El documento no tocó para nada la distribución de tierras, la reforma agraria o la clase obrera. En resumen, no abordó los dos problemas más grandes en la estructura social mexicana y las necesidades de la gran mayoría de los partidarios de Madero, quienes más tarde se rebelarían contra él por no haber atendido sus peticiones. ¿Por qué, entonces, tuvo tanto apoyo? El Plan de San Luis Potosí se ganó los elogios del público por su valor simbólico; el documento decía sin lugar a duda que había un líder que podría llevar a México a nuevas alturas y que a través de reformas políticas y económicas, y algunas sociales, podría hacer de México una de las mejores naciones en el mundo y que ese líder era Madero. Las opciones reales de política previstas en el plan no eran tan importantes cómo el hecho de que esas alternativas fueran ofrecidas por primera vez.