Bacterias entéricas: ¿amigo o enemigo?
El tracto gastrointestinal normal contiene una enorme cantidad de bacterias aeróbicas y anaeróbicas que normalmente disfrutan de una relación simbiótica con el huésped, pero pueden tener efectos adversos con consecuencias locales y sistémicas. El intestino delgado constituye una zona de transición entre el estómago escasamente poblado y la exuberante flora bacteriana del colon. La regulación de la flora intestinal depende de interacciones complejas entre muchos factores, incluida la secreción de ácido gástrico, la motilidad intestinal, las secreciones biliares y pancreáticas, la inmunidad local, el glicocálix superficial y la capa de moco, y la dieta. Las interacciones microbianas también son importantes, y pueden implicar alteraciones en el potencial redox, agotamiento del sustrato y producción de sustancias como bacteriocinas que inhiben el crecimiento bacteriano. El efecto beneficioso de la flora entérica normal incluye la exclusión competitiva de organismos potencialmente patógenos, y la producción de nutrientes como ácidos grasos de cadena corta (que representan una importante fuente de energía para la mucosa del colon) y vitaminas. Los efectos perjudiciales de la flora entérica incluyen la competencia por calorías y nutrientes esenciales, particularmente por bacterias ubicadas en el intestino delgado, y la capacidad de dañar la mucosa, en algunas circunstancias causando o contribuyendo a la enfermedad inflamatoria intestinal. Estos problemas pueden acentuarse por la interferencia con la regulación fisiológica de las bacterias intraluminales, lo que permite el crecimiento excesivo de un residente normal, o la colonización por patógenos transitorios. Las consecuencias fisiopatológicas pueden implicar daños directos a la mucosa intestinal y el metabolismo bacteriano de los constituyentes intraluminales, por ejemplo, formando ácidos biliares desconjugados y ácidos grasos hidroxilados que estimulan la secreción de líquidos. Surgen problemas adicionales si hay interferencia con la barrera de la mucosa, ya que esto puede resultar en un aumento del paso de bacterias y productos bacterianos que estimulan la inflamación de la mucosa, mientras que la translocación bacteriana puede resultar en bacteriemia y septicemia. Los problemas asociados con patógenos bacterianos se ilustran por las propiedades del espectro de Escherichia coli patógena, algunas de las cuales facilitan la colonización a largo plazo mediante la adherencia a la superficie o la invasión de enterocitos.